Un ausente total en la colección de discos que ya habitaba mi casa antes que apareciera yo en esta vida es Leo Dan, sabe el cielo por qué. Creo que quedó por ahí perdido en el olvido entre la mayor apreciación que tenía mis padres por otros cantantes hispanos como Julio Iglesias, Camilo Sesto o Raphael, a pesar del gusto de mi madre por el argentino nueva-olero. Con el tiempo y con radios limeñas exclusivamente dedicadas ahora a los clásicos en español de esa era, recién me di cuenta de lo masivo que este ahora señor calvito y barrigón con sonrisa inacabable llegó a tener en latinoamérica, compitiendo con la popularidad de los Beatles en algunos de nuestros países. Una que otra pasa piola en mi memoria pero "Mary Es Mi Amor" es la probablemente la única que a la que realmente le tengo cariño.
La mayoría de sus clásicas sesenteras me parecen demasiado simplonas y hechas en serie, me sacan un poco de quicio (aunque me siguen pareciendo mucho más escuchables que varias canciones de Maná por poner un ejemplo) sin embargo algo salva a Leo Dan en relación a cómo logra transmitir esa inocencia y convencinalismo al borde ya de lo absurdo que parece hasta una mofa del contexto naive del pop en general. Lo que sé es que su estrella sigue dando luz más de 40 años después de sus mayores hits y gracias al poder meloso pero melódico al fin de su repertorio es considerado un referente. Del disco "Con Los Brazos Cruzados" (1970) (de cuando aún era todo un simpático osito apapachable) se extrae "Mary Es Mi Amor" su más grande tema en la década en la que su dominio en los charts empezaría a descender, y en la cual al poco tiempo saldrían ya sus primeros compilatorios. Igual eh, al César lo que es del César. Si has llegado a tanta gente que tienes a artistas que van desde Olga Guillot hasta Café Tacuba haciendo covers de tus canciones, tienes algo especial.
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